La importancia de los consensos y guías clínicas en la práctica médica

Editorial: Hospital Metropolitano

ISSN (impreso) 1390-2989 - ISSN (electrónico)2737-6303

Edición: Vol. 29 Nº 3 (2021) Julio - Septiembre

DOI: https://doi.org/10.47464/MetroCiencia/vol29/3/2021/3-4

URL: https://revistametrociencia.com.ec/index.php/revista/article/view/262

Pág: 3-4


Existen diversos tipos de documentos que se desarrollan con el propósito de asistir al médico en la toma de decisiones diagnósticas y/o terapéuticas. Como ejemplos podemos citar el artículo de posicionamiento (position paper), las guías de práctica clínica (clinical practice guidelines), también llamados protocolos clínicos, y los consensos clínicos (clinical consensus statement).

Un artículo de posicionamiento es usualmente redactado por una sociedad científica y se focaliza en explicar, justificar o sugerir una forma particular de tratamiento. Contiene la información y los antecedentes necesarios de sustento. La fortaleza de este documento es dependiente del cuerpo científico que lo desarrolla y, en general, representa una opinión sobre temas con evidencia inconclusa, por lo que requiere una actualización periódica1.

Una guía de práctica clínica está pensada para obtener resultados clínicos óptimos a través de la estandarización de la práctica médica, minimizar los riesgos para los pacientes y promover una atención costo-efectiva. La información se desarrolla mediante una revisión sistemática de la mejor evidencia científica, aunque puede combinarse con las opiniones de los expertos que participan en el panel. El resultado es un conjunto de enunciados, recomendaciones y algoritmos para asistir al clínico en sus decisiones2.

Un consenso entrega un producto final elaborado por un panel independiente y multidisciplinario de expertos que revisan, en forma sistemática, la literatura disponible con el objetivo de entender un tópico clínico importante. Los miembros del panel deben tener un conocimiento clínico y técnico diferente, pero complementario, que proponga diversos abordajes del mismo problema clínico, para interpretar y, sobre todo, convertir los limitados datos disponibles de la literatura en recomendaciones3,4.

Los consensos y las guías clínicas tienen diferencias, según lo citado anteriormente5, pero muchos expertos consideran esta diferenciación innecesaria dado que ambos documentos deben desarrollarse mediante recomendaciones metodológicas internacionales para el análisis correcto de la evidencia científica disponible6,7.

Una de las herramientas que se emplea en la redacción e interpretación de consensos y guías es la categorización de la evidencia y de las recomendaciones. Para ilustrar este punto citaremos las guías 2020 para soporte vital básico y avanzado pediátrico de la American Heart Association8, en donde las recomendaciones aparecen ordenadas, en primer término, de acuerdo a su clase (COR; class of recommendation), desde la que tiene mayor beneficio (Clase 1), seguida de aquella con menos certeza de beneficio (Clase 2), y, finalmente, aquella con potencial de daño o de no beneficio (Clase 3). Posteriormente, las recomendaciones se ordenan de acuerdo a la certeza y robustez del sustento bibliográfico como indicadores del nivel de evidencia (LOE: levels of evidence), desde un Nivel A (estudios randomizados controlados de alta calidad), hasta un Nivel C (opinión de expertos). Este ordenamiento, sin embargo, no refleja el orden en el cual el cuidado a los pacientes debe ser implementado.

De acuerdo a esta categorización, los consensos y las guías pueden incluir recomendaciones con diferente nivel de certeza y, por consiguiente, deben ser detenidamente examinadas de acuerdo a la realidad local y contexto clínico de cada paciente, siendo sometidas a una interpretación cautelosa y juiciosa por parte del clínico. De hecho, desde el punto de vista de la medicina basada en la evidencia, las recomendaciones de un consenso o de una guía clínica pueden ocupar, de acuerdo a su clase y nivel de evidencia, ya sea el vértice o la base de la pirámide (Gráfico 1).


Gráfico 1. Pirámide de la evidencia científica
Fuente: Campos-Miño S. 2021


En conclusión, consensos y guías clínicas son documentos importantes y útiles que asisten al médico en la toma de decisiones. Sin embargo, sus recomendaciones requieren una consideración juiciosa de la evidencia que las sustenta para ser correctamente interpretadas y aplicadas en el escenario particular de cada paciente y contexto local de cada institución.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Medical Dictionary 2009, Farlex and Partners.
  2. Graham RMM, Miller Wolman D, Greenfield S, Steinberg E, Editors, Committee on Standards for Developing Trustworthy Clinical Practice
  3. Guidelines. Clinical Practice Guidelines We Can Trust.: Institute of Medicine.
  4. Djulbegovic B, Guyatt G. Evidence vs Consensus in Clinical Practice Guidelines. JAMA 2019; 322: 725–726. DOI:10.1001/jama.2019.9751.
  5. Miller-Keane Encyclopedia and Dictionary of Medicine, Nursing, and Allied Health, Seventh Edition, 2003, Saunders, an imprint of Elsevier, Inc.
  6. Jacobs C, Graham ID, Makarski J, Chasse´ M, Fergusson D, et al. Clinical Practice Guidelines and Consensus Statements in Oncology – An Assessment of Their Methodological Quality. PLoS ONE 2014; 9: e110469. DOI: 10.1371/journal.pone.0110469.
  7. Brouwers MC, Kho ME, Browman GP, Burgers JS, Cluzeau F, et al. AGREE II: advancing guideline development, reporting and evaluation in health care. CMAJ 2010; 182: E839–842.
  8. Kea B, Sun C. Consensus development for healthcare professionals. Intern Emerg Med 2015; 10: 373–383. DOI:10.1007/s11739-014-1156-6.
  9. Topjian AA. Part 4: Pediatric Basic and Advanced Life Support 2020 American Heart Association Guidelines for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care. Circulation 2020; 142 (suppl 2): S469–S523. DOI: 10.1161/CIR.0000000000000901RE.

Dr. Santiago Campos-Miño

https://orcid.org/0000-0003-4686-7358

Hospital Metropolitano

Quito - Ecuador


CITAR ESTE ARTÍCULO

Sandoval W. COVID-19. Metro Ciencia [Internet]. 29 de abril de 2021; 29(2):3-6. https://doi.org/10.47464/MetroCiencia/vol29/2/2021/3-6