Señor Editor

La leishmaniasis es una entidad infectocontagiosa generada por protozoo derivado del género Leishmania, trasmitido a través de la picadura de una hembra infectada del género Phlebotomus, es un parásito intracelular obligado, lo que lo hace un blanco terapéutico difícil por las características que le confiere esta condición. Su reservorio natural consta de canidos, roedores y el ser humano1.

Esta zoonosis presenta en grandes incidencias a nivel mundial, en especial en Latinoamérica, región en la cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha dedicado a implementar estrategias con la finalidad de instaurar programas de salud pública que mitiguen la aparición y corten la cadena de trasmisión de la enfermedad, mediante la ejecución del plan de acción de la leishmaniasis2.

En los últimos 20 años, la OMS ha notificado, a través de su observatorio de enfermedades de interés público, 1067759 casos de leishmaniasis cutánea (LC) y mucosa (LM), generado una media anual de 53387 casos aproximadamente. Se ha observado durante estos últimos 20 años una tendencia a la disminución de los casos, un comportamiento decreciente que obedece a reducciones estimadas para el último año del cual se elaboró un informe, que corresponde el año 2020, donde se reportaron 39.705 casos a nivel mundial; sin embargo, estas reducciones obedecen a decrementos no mayores del 5% anuales con respecto al año anterior de notificación2. En algunos países se observó una disminución de la notificación probablemente asociada a la interrupción parcial o total de actividades de inspección, vigilancia y control, como también por escasez de medicamentos para el tratamiento de la misma o por fines de la contingencia global generada por COVID-19, por lo que en muchas entidades de interés público, se disminuyó la trazabilidad de notificación de las mismas.

El comportamiento de la LC en Colombia, registra para su último informe generado en el presente año 2022, por el Instituto Nacional de Salud Colombiano (INS), una disminución de los casos notificados para este mismo año, reportando 72 casos, trayendo consigo una incidencia nacional de 0,61 casos por cada 100.000 habitantes, a diferencia de incidencias previas registradas de 26,2 casos por cada 100000 habitantes3,4, esta diferencia abrupta podría obedecer al advenimiento de la contingencia global sanitaria por COVID-19 que afectó significativamente la notificación de casos y el seguimiento de los mismos.

Para el año 2022, el porcentaje del total de casos tratados fue del 93,1%. Se observó que el 84,7% de los casos reportados (61 casos) corresponden a población rural mientras que el restante 15,3% obedece a población que habita en cabecera municipal. El grupo etario más afectado es el que se encuentra dentro de los 15-44 años, donde se encontró 75% de los casos reportados para el año 20224.

El sexo mas afectado corresponde al masculino con un 87,5% de la totalidad de los 63 casos, mientras que el restante es atribuible al sexo contrario, esto podría corresponder a que la población militar4,5, a los cuales se les atribuye el 25% del total de los casos, en la jurisdicción colombiana corresponde al sexo masculino en su gran mayoría, continuando en poblaciones afectadas como agricultores, estudiantes, entre otros4. Hasta el momento no se han registrado casos de coinfección COVID-19-LC.

Es importante retomar aquellas estrategias implementadas desde las diferentes directrices de salud pública encaminadas a la notificación rutinaria y al seguimiento eficaz de la enfermedad, ya que se han detectado en múltiples zonas del país, comportamientos inusuales de la enfermedad (Figura 1), por lo anterior se sugiere implementar para generar y esclarecer aquella línea de base de notificación previa a la situación generada por COVID-19, una mejor estratificación de la enfermedad según la población, lo cual permitiría realizar mejores estrategias de enfoque de mitigación de la enfermedad.